05-06-2011

Manejar

Para algunos puede transformarse en una soberana lata. Para mí, sin embargo, es una pequeña terapia. Acelerar y, de algún modo, escapar de tus miedos concentrándote sólo en lo que la carretera te propone es una experiencia sublime, de la que nadie puede ser ajeno.  Rebajar una marcha para utilizar el freno que otorga la caja de cambios y tomar una curva y contra-curva acelerando es una experiencia de control total de la situación que, como buen asperger, necesito mantener en pro de mi tranquilidad.