08-05-2011

El nuevo lenguaje

El lenguaje es la piedra angular de la comunicación humana. Con él podemos expresar pensamientos y sentimientos que nos identifican como seres humanos. Posibilita, también, la reflexión; el intercambio de conceptos; la expresión de estados de ánimo; la socialización y el acceso a la cultura.


Y aunque se olvide gran parte de lo oído, de lo escrito y lo leído, lo importante es que a través del lenguaje –o, mejor aún, del manejo de este- se va formando el espíritu, la sustancia básica de la personalidad del individuo. Por eso el momento histórico que estamos viviendo -la llamada era de la globalización- implica un desafío mayor para toda la humanidad: incorporar una serie de nuevos símbolos y códigos propios de las nuevas tecnologías, sin perder ni la esencia ni la importancia que debería tener la palabra en la sociedad.

Los, a estas alturas famosos, 140 caracteres de Twitter son uno de los tantos ejemplos claros del detrimento que ha sufrido el lenguaje desde que nos acostumbramos a comunicarnos por ese medio –contra el que no tengo nada, ojo: de hecho, también participo de él-.

Hasta este giro –que nadie sabe a ciencia cierta cuándo ocurrió-, el lenguaje expresaba una identidad. A través de él uno podía colegir los modales de una persona; la profundidad de sus pensamientos; e incluso, sus sensibilidades según las palabras elegidas. En el mundo de la comunicación vía Internet en cambio, proliferan jergas, incorrecciones y extranjerismos, que reproducen una nueva sociedad: globalizada y de ciudadanos de mundo, en la cual cuesta incorporar emociones, sensibilidades e identidad. Numerosos estudios sociológicos demuestran que los individuos están hoy más comunicados que nunca, pero también más solos que nunca.