05-06-2011
Manejar
Para algunos puede transformarse en una soberana lata. Para mí, sin embargo, es una pequeña terapia. Acelerar y, de algún modo, escapar de tus miedos concentrándote sólo en lo que la carretera te propone es una experiencia sublime, de la que nadie puede ser ajeno. Rebajar una marcha para utilizar el freno que otorga la caja de cambios y tomar una curva y contra-curva acelerando es una experiencia de control total de la situación que, como buen asperger, necesito mantener en pro de mi tranquilidad.
08-05-2011
El nuevo lenguaje
El lenguaje es la piedra angular de la comunicación humana. Con él podemos expresar pensamientos y sentimientos que nos identifican como seres humanos. Posibilita, también, la reflexión; el intercambio de conceptos; la expresión de estados de ánimo; la socialización y el acceso a la cultura.
Y aunque se olvide gran parte de lo oído, de lo escrito y lo leído, lo importante es que a través del lenguaje –o, mejor aún, del manejo de este- se va formando el espíritu, la sustancia básica de la personalidad del individuo. Por eso el momento histórico que estamos viviendo -la llamada era de la globalización- implica un desafío mayor para toda la humanidad: incorporar una serie de nuevos símbolos y códigos propios de las nuevas tecnologías, sin perder ni la esencia ni la importancia que debería tener la palabra en la sociedad.
Los, a estas alturas famosos, 140 caracteres de Twitter son uno de los tantos ejemplos claros del detrimento que ha sufrido el lenguaje desde que nos acostumbramos a comunicarnos por ese medio –contra el que no tengo nada, ojo: de hecho, también participo de él-.
Hasta este giro –que nadie sabe a ciencia cierta cuándo ocurrió-, el lenguaje expresaba una identidad. A través de él uno podía colegir los modales de una persona; la profundidad de sus pensamientos; e incluso, sus sensibilidades según las palabras elegidas. En el mundo de la comunicación vía Internet en cambio, proliferan jergas, incorrecciones y extranjerismos, que reproducen una nueva sociedad: globalizada y de ciudadanos de mundo, en la cual cuesta incorporar emociones, sensibilidades e identidad. Numerosos estudios sociológicos demuestran que los individuos están hoy más comunicados que nunca, pero también más solos que nunca.
Y aunque se olvide gran parte de lo oído, de lo escrito y lo leído, lo importante es que a través del lenguaje –o, mejor aún, del manejo de este- se va formando el espíritu, la sustancia básica de la personalidad del individuo. Por eso el momento histórico que estamos viviendo -la llamada era de la globalización- implica un desafío mayor para toda la humanidad: incorporar una serie de nuevos símbolos y códigos propios de las nuevas tecnologías, sin perder ni la esencia ni la importancia que debería tener la palabra en la sociedad.
Los, a estas alturas famosos, 140 caracteres de Twitter son uno de los tantos ejemplos claros del detrimento que ha sufrido el lenguaje desde que nos acostumbramos a comunicarnos por ese medio –contra el que no tengo nada, ojo: de hecho, también participo de él-.
Hasta este giro –que nadie sabe a ciencia cierta cuándo ocurrió-, el lenguaje expresaba una identidad. A través de él uno podía colegir los modales de una persona; la profundidad de sus pensamientos; e incluso, sus sensibilidades según las palabras elegidas. En el mundo de la comunicación vía Internet en cambio, proliferan jergas, incorrecciones y extranjerismos, que reproducen una nueva sociedad: globalizada y de ciudadanos de mundo, en la cual cuesta incorporar emociones, sensibilidades e identidad. Numerosos estudios sociológicos demuestran que los individuos están hoy más comunicados que nunca, pero también más solos que nunca.
07-05-2011
Cambio
Cuando sientes que el camino no te lleva a ningún lado -o simplemente te das cuenta que te arrastra hacia donde no quieres ir-, tómate un segundo para razonarlo; porque cuando se pone tanto en juego la intuición no suele ser la mejor amiga. De ser necesario, vuelve sobre tus pasos para orientarte y poder avanzar en la dirección correcta.
05-05-2011
Confesión:
No encuentro las palabras para ordenar en mi mente lo vivido el último tiempo. Me estoy empezando a desesperar porque, simplemente, no me puedo permitir escribir lo que siento. No lo tengo claro...
02-05-2011
''Esto es como estar perdido''
No existen mejores palabras para definir la situación. Enfrentarse a uno mismo sin las armas para empoderarte, te oprime y puede llegar a hacer que quieras dejar todo tirado...
Lo tenía claro desde antes, creo.
Lo tenía claro desde antes, creo.
15-03-2011
En medio de la tormenta: asperger
Comencé a escribir a los 12 años: poemas de amor y cuentos breves, sin aspiraciones ni ambiciones. Sólo por el placer infinito que me producía manejar una realidad alterna en que me mantuviera en control. Nunca entendí bien por qué, hasta ahora. Hoy, de hecho, recién logro entender, no sólo ese, sino otros aspectos de mi personalidad que iré detallando mientras la tinta siga llenando carillas.
Cada momento estoy más convencido de que sin esta válvula de escape que poseo en la escritura, la muerte ya me hubiera vencido: la batalla estaría perdida antes de comenzar.
Cada momento estoy más convencido de que sin esta válvula de escape que poseo en la escritura, la muerte ya me hubiera vencido: la batalla estaría perdida antes de comenzar.
Fui diagnosticado recientemente: antes había oído del síndrome y me había parecido bastante interesante como objeto de estudio. Esto, por supuesto, sin sospechar que era esta ''condición'' la que estaba rigiendo las pautas de mi comportamiento y, en un aspecto más amplio, mi personalidad. Desde que lo encontré entre las patologías del espectro autista, el Asperger apareció en mi mente como algo cercano, de lo que por algún motivo no debía sentirme ajeno. De esa cercanía nace el texto que escribí respecto a él el 21 de mayo de 2007 y que también se encuentra en este blog. La dificultad -y en algunos casos simple imposibilidad- de llevar adelante un proceso comunicativo fue un aspecto que me conectó al Asperger. En ese instante sentía que la única manera de comunicar era por medio de la escritura, pues me encontraba -y, siendo justos, aún me encuentro- incapaz de llevar ese proceso de otra manera.
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